Almería es conocida por sus rincones de contrastes. Pasamos de su bonito litoral a su desierto protagonista de tantos Westerns Hollywoodienses sin olvidar el relativamente reciente descubrimiento de la Geoda de Pulpí. Sin embargo, aunque a priori no tan populares, la provincia más al este de Andalucía alberga otros lugares igualmente llamativos. Este es el caso del Monumento Natural de Las Canales de Padules, una garganta de dos kilómetros de longitud que separa las cadenas montañosas de sierra Nevada y sierra de Gádor.
Este tramo del río se caracteriza por la formación de impresionantes cañones y desfiladeros, conocidos como «canales», que han sido esculpidos por la erosión del agua durante miles de años.
La singularidad geológica y la belleza paisajística de las Canales de Padules han llevado a su declaración como Monumento Natural con el objetivo de preservar y proteger este entorno único. El área ofrece una gran diversidad de flora y fauna, con especies adaptadas a los acantilados rocosos y los hábitats acuáticos del río.
Nos encontramos en plena Alpujarra almeriense, un conjunto de 22 municipios arropados por un entorno montañoso que llega a superar los 2.000 metros de altura y que se aleja de la estampa de planicie que se suele tener de la provincia andaluza.
Y de entre ese puñado de pueblos nos detenemos en Padules, pues es a su paso por este municipio con encanto donde el río Andarax se transforma en una serie de pozas y cascadas dibujando un lienzo que regala la retina de quien lo visita.
Pero si bien la fotogenia de este desfile de saltos de agua conocido como Las Canales de Padules es indiscutible, el cañón por el que discurre el río no se queda atrás. El cauce del río Andarax ha esculido a lo largo de miles de años caprichosas curvas y recovecos creando una verdadera obra de arte natural que, sumada a las pozas, ofrece un lugar perfecto para disfrutar de una escapada rural con esencia almeriense.
Para llegar hasta este singular lugar se puede dejar el coche directamente en el parking habilitado a un kilómetro del municipio de Padules. Un aparcamiento gratuito durante todo el año a excepción de los meses de verano, cuando se abona una tasa de 3 euros.
Es importante mencionar que mojarse es inevitable pues hay que cruzar, literalmente, las pozas. En las zonas de Las Canales de Padules y después de intensas lluvias, la profundidad de los charcos puede llegar a alcanzar el metro de altura pero con unos escarpines no presenta mayor complicación. En verano, cuando la profundidad es menor, si no quieres mojarte lo mejor es llevar un pantalón corto.
La ruta para recorrer Las Canales de Padules es lineal y divertida pues, además de superar las pozas, el camino presenta varias rocas y remansos repletos de vegetación que deberán sortearse. Un recorrido de lo más entretenido en el que hay que poner especial atención a cada paso pero que ofrece un paisaje de los que reconfortan el alma aventurera en el que abundan, entre otras especies vegetales, los álamos, fresnos, zarzamoras, tarajes, juncos y gayombas.
Sin llevar un paso acelerado, llegar hasta Las Canales de Padules desde el aparcamiento suele conllevar una hora y media aproximadamente. Es un trayecto que está muy bien señalizado y que está catalogado de dificultad media baja.
Completado este primer tramo que sirve de antesala, accedemos de pleno a Las Canales con sus discretas cascadas de aguas cristalinas y su exuberante vegetación ofreciendo un ambiente fresco que se agradece muy especialmente en los calurosos meses de verano.